EL SECRETO DE LA CAVERNA

 


SAMUEL HERNÁNDEZ
ESPAÑA


UNA CASA CON FENÓMENOS PARANORMALES DURANTE 30 AÑOS


A mediados de octubre del 2024 nos enteramos de una publicación referente a una casa con fenómenos paranormales en la ciudad española de Badajoz (situada en la región de Extremadura). El nombre de ese libro se conoce como 'Vasco Núñez 54', que es el nombre y número de la calle donde está situada. A decir verdad, personalmente me sorprendió de enterarme de esta historia porque al ser originario de allí y vivir actualmente en la ciudad pensaba que podía ser una historia novelada o que simplemente fue un 'gancho' para atraer lectores. Está claro que un libro no se puede juzgar por una portada pero ya la escena escogida y el título parece acertado teniendo en cuenta el trasfondo de esta historia (aunque muchos vecinos o familiares de los demás convivientes de ese bloque no estén de acuerdo con que el nombre de la calle y el número del portal aparezca tan claro en el inicio).

No voy a contar toda la historia de esta casa ni de la autora porque lo tenéis todo en el libro publicado por la editorial Punto Rojo, pero sí voy a destacar algunos de los fenómenos presenciados con esta familia que convivieron con ellos la friolera de treinta años. La portavoz y divulgadora de esta increíble historia de una casa con misterio es la misma madre de esta familia numerosa, Piedad González-Castell, quien tanto ella como su marido y sus cuatro hijos llegaron a instalarse en una casa señorial, situada en la primera planta de un viejo bloque y en una calle bien conectada con el Casco Antiguo de la ciudad, en la que todos sus miembros tuvieron experiencias extrañas con distintas manifestaciones: un 'duendecillo', un olor extraño, la sombra de un hombre, objetos que caían y se movían sin venir a cuento, voces escuchadas por varias personas que no pudieron grabar y hasta una especie de coro o canto gregoriano que escucharon en una de las habitaciones. Todo esto provocó el interés de varios parapasicólogos e investigadores de lo paranormal de la década como fueron José María Caas Huguet y Rafael Rivera Madariaga [director de la revista en la que se ha publicado este artículo].

Imagen de la entrevista que pude realizarle personalmente a Piedad González-Castell en su casa de la calle Menacho de Badajoz.

Uno de los aspectos que pueden ser curiosos de esta historia es que esta familia llegó a esta casa por la llamada que parecía hacerle ese primer piso del portal 54 de la calle Vasco Núñez. Es decir, esta familia numerosa formada por un matrimonio, cuatro hijos, una sirvienta y dos mascotas vivían cómodamente a apenas 60 metros de distancia en un cómodo piso de 100 metros que estaba en la misma calle, pero a Piedad le gustaba aquella casa cuando pasaba por alli después de recoger a sus hijos del colegio. En un principio, ella cuenta en su publicación que esa casa "la llamaba". Así que, cuando tuvieron la oportunidad, la compraron, en el año 1986, sin saber absolutamente nada de sus propietarios anteriores, pero aún así, como me confesó Piedad en nuestra charla-entrevista, no sabía cómo se la iba a encontrar.

"Que yo pasaba por allí. No sabía cómo estaba el portal y cómo estaba la puerta. Estaba todo destrozado todo, todo destrozado. Era horrible. Y yo, cuando entré la primera vez, lo vi, pero iba como fija a que iba a ver mi casa. Porque no me importaba como estaba".


Exterior de la fachada del bloque de casas de Vasco Núñez 54. La primera planta correspondería a la casa protagonista


17 habitaciones en total: 6 dormitorios (uno de ellos el llamado "cuarto del gato"), 3 baños (uno incorporado al dormitorio de los padres), 2 salones, Cocina, Comedor, Patio Interior, Patio de Luz más Recibidor-Distribuidor y Vestíbulo. No tenía pasillos. Primera planta de un bloque de tres viviendas que no son iguales, solo en la que vivía esta familia parecía distinta a las demás no solo por su estructura, sino también por los fenómenos que iban a sentir nada más poner un pie allí en el año 1987. ¿Cuando empezaron a manifestarse? Inmediatamente, dice Piedad.

 "Inmediatamente de estar allí, casi al mismo tiempo, comenzaron 'El duendecillo' y el olor. Esas son denominaciones porque, claro, eran, eran entes que estaban habitando con nosotros. Nosotros teníamos que ponerle un nombre porque era la sensación que hemos tenido siempre de que dos esferas, la real, que era la nuestra, se mezclaba con otra dimensión cada vez en un punto distinto. Eran nuestros convecinos".

Convivieron con ellos como si nada, sin miedo, como unos habitantes más. El caso del 'duendecillo' (tan común en las denominadas "casas de duendes" en la que habitaban fenómenos paranormales), a esta supuesta aparición lo denominaron así cuando comenzaron a desaparecer objetos en la habitación de su hija Nuria, sobre todo, cuando perdió un reloj:

"Era simpático. A mi hija Nuria no le resultaba tan simpático porque era su habitación. Le escondía sus cosas, le perdía sus cosas y sobre todo, hizo desaparecer un reloj que acababa de comprarse con su primer sueldo. Lo dejó sobre los pies de la cama mientras que se duchaba y cuando volvió, no estaba. Había desaparecido, pero ha desaparecido durante los 30 años que hemos vivido allí. Pero no era molesto; a Rafael le dio el gran susto cuando se le cruzó un día que nos habíamos quedado sin luz. Y fue él a subir los auto automáticos y a mitad del pasillo toca una cabeza y creía que era mi nieta que estaba por allí y dice '¿por qué habéis dejado a la niña suelta?' no, la niña está dormida encima de mí, le contesté. 'Entonces, ¿de quién es la cabeza que he tocado?' Claro, desesperado fue enseguida a dar la luz y aún sabiendo que no podía ser la niña estuvo buscando por el recibidor a ver qué niño estaba por allí porque le había tocado cabeza pequeña".


En la habitación de otra de sus hijas se manifestaba un olor extraño. Era un mal olor que estaba instalado solamente en esa habitación, sin explicación aparente e indescriptible:

"El olor era muy desagradable, desagradable en el sentido en el que no se puede describir putrefacto. Es que no es putrefacto, era un olor que no se puede describir. Olor a podrido, no era olor podrido. Era inexplicable".

Ese olor lo relacionaban con una manifestación. Como una densidad que flotaba en el aire. Y todo termina con una oración que la propia Piedad realiza en la habitación de su hija una vez que se decidió quedarse sola y sin que nadie pudiera entrar hizo unos rezos, hablándole a aquel "ente" sin malas maneras y desapareció, no ya del todo, pero sí con menos intensidad.

Las sombras que cruzaban por la casa no faltan en esta historia. Una en especial, la de un hombre alto y encorvado que atravesaba el comedor y el cuarto del gato:

"En el comedor donde teníamos un armario empotrado, donde guardábamos las cosas de limpieza, salía una sombra de un señor. Esa sombra no era nunca tan perceptiva, eran de las que se veían pasar como por el rabillo del ojo [típicas dentro de encuentros por pasillos o en salas grandes donde parece que no estás solo]. En el trayecto en el que se dejaba ver era desde ese armario, atravesaba el comedor, pasando por el cuarto del gato [que daba a un patio] y desaparecía precisamente en la puerta que daba a ese habitáculo.Al instante, al llegar a esa puerta dejaba de verse, pero pudimos apreciar cómo se caían las hojas secas de las macetas como si algo las agitara o alguien las estuviera limpiando".

La sensación era como la de un hombre oscuro, me recordó Piedad. Aunque la breve manifestación la veían pasar como la típica sombra que pasa rápido y no quiere que la descubras, a esta muer siempre le dio la sensación de que era un señor como embutido en una bata casera y algo encorvado, nunca le vi los pies. ¿Quién sería?

Tampoco faltan las voces extrañas, o, incluso, un canto gregoriano que se manifestó en una habitación, la misma donde se manifestaba el olor:

"Pasaron tantas cosas,... tantas cosas que yo en la última carta le decía a Casas Huguet además de todo lo que llegúe a contarle le añadí cómo un día pudimos escuchar un coro como de monjes gregorianos en la misma habitación donde se manifestó el olor. Un cnto gregoriano como si fuese en estéreo".

Pero no pudieron grabarlo. Esa es la lástima. Que no hay una prueba gráfica, fotográfica o de audio que le pudiera dar a este caso un componente firme de un caso paranormal de película, que lo es, pero solamente nos basamos en las vivencias de una familia, que ya es mucho. Cuando digo: vramos a grabarlo, el canto se cortaba. También pudieron escuchar una nana en otro momento, también en la misma habitación. A decir verdad, Piedad me recuerda que no solo vivieron momentos inquietantes sino también recuerdos muy bonitos con aquellas presencias que nunca pudieron saber de dónde o de quiénes procedían. Ella me los mencionó cmo los menciona en el libro, Ellos.

Antigua casa de gnósticos. Eso es lo poco que pudo saber la inquilina que estuvo más de 30 años en esa casa viviendo fenómenos desde el primer día que vivieron allí, hasta el último que se fueron. Toda una vida de recuerdos que no salieron a la luz hasta el año 2024, y todo a raíz de una publicación que se iba a quedar en familia. Fue una historia inesperada para mí, con la autora me llevo de maravilla y lo mejor que tiene es que recuerda esas experiencias como si se hubieran producido ayer. No creo que mienta, pero en esta historia me falta también el punto de vista de los vecinos que han estado viviendo en ese bloque de Vasco Núñez 54 si pudieron haber vivido situaciones similares. A fecha de publicación de este libro, no he podido averiguar mucho más ya que esos convecinos prefirieron callar por una disputa que se produjo en la presentación oficial del libro, pero quién sabe si en un futuro pueda saber algo más e incluso –por qué no- algún día entrar, solo por curiosidad y ver la disposición de esas habitaciones.

Antigua casa de gnósticos, curioso. Estos grupos enfatizaban el conocimiento espiritual (gnosis) por encima de las enseñanzas y tradiciones protoortodoxas y la autoridad de instituciones religiosas. ¿Tuvieron algo que ver y algo dejaron con sus prácticas? La conclusión de Piedad es que una vez ella y su familia se marcharon de allí, Ellos se fueron. Si podéis, leed el libro, es muy recomendable.

Vasco Núñez 54 portada libro

Me obsesioné tanto con el caso de 'Vasco Núñez 54' que necesitaba encontrar a alguno de los investigadores que estuvo en esa casa analizando lo extraño. José María Casas-Huguet estaba fallecido, por lo que me quedaba la baza de Rafael Rivera Madariaga. Piedad, en el momento de nuestra charla-entrevista, no sabía nada de él, solo que en su momento fue con Casas-Huguet y vivía en Cáceres.

Tras realizar una búsqueda por las redes sociales (en ese aspecto, Facebook es siempre una buena elección), no terminaba de encontrarlo, y ya pensaba que Rafael -desgraciadamente- o no estaba en el mundo de las redes sociales, o no estaba en este mundo. Pero estaba equivocado, y gracias a la recomendación de un compañero de Rutas Misteriosas me recomienda que le pregunte al periodista e investigador David Cuevas ya que "él se conoce todas las 'cloacas' del Misterio". Eso de "las cloacas del Misterio",... me gustó. Quizá eso David no lo sepa (tampoco se lo dije personalmente) pero fue acudir a él por Instagram y decirme casi al momento "En cuanto a Rafael, no tengo contacto con él, pero le tienes en Facebook. Y me pasó hasta la dirección. Menudo crack.

      

Y el problema de por qué no lo encontraba es porque su nombre no estaba bien puesto en la dirección. No tardé en escribirle un mensaje presentándome como suelo hacer y enviarle los enlaces pertinentes para que supiera quién soy y lo que necesitaba de él. Y Rafael, tampoco tardó demasiado en responderme y apreciar mi acercamiento, incluso con una llamada. Y me encanta cuando los contactos se producen de esta manera: rápidos, eficaces y al grano.

En el momento de nuestra charla, Rafael me confiesa que vive en Brasil (aunque es originario de Panamá), pero que le encanta ir a España de vez en cuando ya que vino de muy joven. Dicho eso, lo primero que le sorprendió a Rafael es el cómo conocí el caso de la casa de Vasco Núñez 54, porque él realmente no sabía que había un libro publicado, cosa que le sorprendió muchísimo valga la redundancia. Como Rafael Rivera Madariaga trabajó 'codo con codo' con José María Casas-Huguet en la investigación de lo que pasaba en aquella morada, a requerimiento de Piedad González-Castell, de ahí que esto fue lo poco que me contó de los recuerdos que le quedan de una historia que investigó a principios de la década de los noventa:

"Estaban ocurriendo cosas extrañas en Badajoz. No recuerdo quién nos lo notificó pero José María y yo fuimos. Por entonces, yo vivía en Cáceres, y José María, al venir para un encuentro en mi ciudad nos fuimos para allá. Y cuando llegamos pudimos ver algo. Realmente fuimos testigos de solo dos cosas, porque con el tema de ese olor desagradable que se aparecía en una de las habitaciones, yo no sentí nada. Me hablaron de que había ruidos extraños, pero lo más interesante fueron dos cosas: una, un gato que tenían en casa y que cuando entraba en un cuarto donde la familia había notado cosas extrañas se le erizaba el pelo y empezaba a maullar o reaccionar de manera fuerte; y ya sabemos que hay animales que despiertan ese sexto sentido al notar cosas que no podemos ver, y ese animal parecía que estaba viendo algo porque sucedió más de una vez. Pero lo más importante, y no sé si lo menciona en el libro, era el fenómeno de una radio que ellos tenían. Era una radio estropeada, de hecho, dijeron que la llevaron a un técnico y les dijo que no tenía solución, que podían tirarla a la basura. Yo localicé al técnico y me confirmó que era imposible que esa radio pudiera funcionar. Estaba completamente destrozada. Y el fenómeno que presenciamos es que esa radio funcionaba sin estar enchufada, se encendía y se empezaba a escuchar una música; la testigo decía que eso pasaba en concreto en una sala y siempre con una música particular [no me hace mención exacta de qué tipo y si esa radio podría funcionar con pilas o batería]. Nosotros no pudimos escuchar el extraño canto gregoriano que se escuchaba en una de las habitaciones y otros ruidos que presenciaron, pero lo de la radio sí lo pudimos comprobar. Y no había explicación ninguna, ni siquiera física. Y sin embargo, ocurrió".

Después de más de treinta años, Rafael no recordaba con exactitud el caso, pero sí que se le quedó bien marcado en la memoria esos dos fenómenos. Curiosamente, lo de la radio yo no lo sabía tampoco pero es que después de conocer todas las situaciones que vivió Piedad con su familia hay que tenerlo como otro más de todo lo insólito que vivieron. Rafael me confesó que intentaron llevarse la radio para estudiarla, pero no se lo permitieron.

Lo dicho. No dejen la oportunidad de poder leer el libro de 'Vasco Núñez 54' para conocer todos los fenómenos y la interacción con los investigadores. Desde luego, que en conclusión del mismo Rafael, aquella casa era muy grande y también le quedó marcado las vivencias extrañas en su interior.

"La estancia no era muy agradable para vivir ahí. Esa fue mi impresión. No me gustó mucho aquel ambiente, no por la familia, sino por la propia casa". 


Mi nombre es Samuel Hernández Macías. Soy un joven Comunicador y Divulgador de temas que tienen que ver con el Misterio, los Enigmas y lo Extraño. Vivo en Badajoz (Extremadura, España), donde realizo rutas dedicado a esas temáticas y donde también intento aprender y responder a las preguntas existenciales y enigmáticas de los fenómenos que ocurren en este mundo.


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