COMPROMISOS
Es impresionante el desprecio que muestran ciertos empleados y
responsables del funcionamiento de organismos públicos e incluso particulares
hacia los consumidores en general. Los bancos, oficinas, comercio, etc., tratan
a los clientes como si les estuvieran haciendo un favor, lo cual no es cierto,
ya que pagamos tarifas elevadas y muchas veces intereses exorbitantes. En el
comercio parece que cuando entramos a comprar algo estamos molestando o
estorbando, lo cual es muy común en ciudades más pequeñas, con mano de obra
escasa, poco capacitada y poco comprometida, que no sabe ni envolver un regalo.
Pero en parte es culpa nuestra, porque pensamos que una vez que hemos hecho
nuestra parte ya está lo demás, lo cual no corresponde a nuestra obligación, ya
que debemos cobrar e incluso exigir el correspondiente recibo de depósitos,
honorarios pagados, pagarés. y otros documentos.
Muchas veces, algunas personas pagan dos veces la misma factura por
descuido, ya que entregan el dinero a un empleado y, sin recoger el recibo,
reciben posteriormente una llamada telefónica desagradable. El empleado, a
veces, tiene muchas cosas que mirar y obligaciones que cumplir, e
involuntariamente se olvida, a veces por mala conducta, de depositar o liquidar
el documento, y luego el jaguar bebe agua, pero siempre va en contra del
cliente, y cuando el cliente acredita el pago, una simple disculpa y los
empleados piensan que han cumplido con su deber, olvidándose de los problemas
generados al cliente, quien muchas veces fue cobrado y muchas veces maltratado
por terceros. Por eso creo que debemos luchar por nuestros derechos, ya que son
otros los responsables de exigir nuestros deberes.
Hoy ya existe una mayor conciencia por parte de ambas partes, con los
órganos de defensa intentando actuar y colaborar para evitar problemas al lado
más débil, el cliente, por supuesto. Algunos empleados a la espera de jubilarse
o peleándose con el patrón, piensan que el culpable es el cliente o consumidor
en general, y lo más interesante es que el Sindicato es el mayor generador de
problemas, incluso porque las deudas pendientes con el Sindicato no prescriben.
“Haz lo que digo, pero no hagas lo que hago”.
Los organismos públicos suelen ser un tormento para quienes los necesitan, algunos en particular, y los empleados olvidan que, en realidad, somos los jefes, ya que es el dinero de nuestros impuestos, y a esto le ponen impuestos, es con lo que pagan sus salarios. Por supuesto, no todas las entidades ni todos los empleados, pero sí una gran parte entran en esta categoría. Esto también es válido para ayudar a conservar los bienes públicos. Nadie se cree responsable de los bienes ajenos, al contrario, algunos incluso ayudan en la destrucción paulatina. No hay compromiso y respeto por los bienes públicos, ya que el vandalismo está muy extendido, olvidando que mañana quizás necesitemos utilizar ese bien que hemos vandalizado. Un caso vergonzoso y triste es la rotura sistemática de lámparas en postes de alumbrado público, generando mayores gastos de reposición, olvidando que esto impacta directamente en nuestra seguridad al viajar y en el valor de las cuentas quebradas.
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