LA HIPNOSIS APLICADA A LA SALUD

 SECCIÓN DE JOSEP MAÑOGIL LUCAS

ESPAÑA



PASAR A LA ACCIÓN PARA TENER COMO ALIADO A TU INCONSCIENTE

Deseo empezar este texto sobre hipnosis transmitiendo a las lectoras y lectores mi parecer —fruto de casi cuarenta años de experiencia— sobre cómo actúan la hipnosis y la sugestión, y aclarar que estos conceptos, lejos de ser extraños o esotéricos, son la esencia de nuestra vida diaria y se encuentran hondamente arraigados en nuestra misma humanidad.

De la misma forma que el resto de los animales, todo ser humano, para realizar una acción cualquiera (levantarse, andar, coger o dejar objetos), necesita generar una fuerza, una energía. Esta fuerza consiste en una decisión, un empuje, una iniciativa, totalmente necesario para no quedarse estático y aprisionado en el suelo como un vegetal. Puede compararse con la aparición continuada de sucesivos micro-objetivos que nos llevan a movernos y realizar una acción u otra; y tras estos objetivos se encuentra una fuerza, lo que podemos llamar el impulso vital.

Piensa en cómo funciona un fluorescente. En su estado inicial, estático, está apagado; puedes imaginarlo sujeto al techo de tu cocina, frío y yerto. Cuando pulsas el interruptor se pone en marcha el poder de la electricidad y el interior del tubo parpadea, chisporrotea, deja oír extraños zumbidos. En los pocos segundos que dura el encendido el gasto energético del fluorescente es enorme, equivalente a varias horas de funcionamiento. Ya sabemos que, si se enciende y se apaga constantemente una luz fluorescente entre cinco y diez veces seguidas, se consume más corriente eléctrica que si se mantuviera encendido continuamente una semana entera. El gasto de energía viene dado por esa potencia que necesita el gas del interior del tubo para adquirir propiedades luminosas.

De la misma manera, si estás inmóvil, en el hecho de iniciar un desplazamiento en cualquier dirección se manifiesta un consumo inmediato de energía. Y para que esta energía aparezca tiene que venir dada por el impulso, el deseo, la intención de moverte, de actuar. Si no hay voluntad de movimiento, no hay actividad alguna. En términos vulgares, si no tienes intención de ir al cine, no irás al cine, te quedarás en casa. Si no tienes intención de llamar a una amiga, a un amigo, no le llamarás, tu teléfono seguirá mudo. El impulso, la intención, son los que generan la energía y llevan a la acción.

«Impulso», «intención» o «voluntad» son palabras que pueden describir este fenómeno. En cambio no tiene relación alguna con el concepto de «esfuerzo», que indudablemente posee connotaciones negativas, como si disfrutar de la vida como ser vivo que eres supusiera algún tipo de sacrificio. El impulso vital genera y gasta energía de una forma positiva, creadora. ¿Cómo enlaza esta idea del impulso vital con el concepto de hipnosis? La hipnosis es sugestión, y el impulso vital no es otra cosa que la materialización de una idea convertida en sugestión y autosugestión. 

Fíjate en un detalle muy importante: si aparece la sugestión me puedo levantar pero en tu interior no estás de acuerdo con esta afirmación, no se realizará la autosugestión y el movimiento no se llevará a cabo. No basta con decirse a uno mismo: voy a levantarme. Es absolutamente imprescindible que realmente estés convencido de que quieres y puedes levantarte. Si la sugestión no se convierte en autosugestión, ninguna de tus ideas se concretará.

Esta es una característica que se ve a menudo en algunas personas adultas; dicen que quieren hacer muchas cosas (ir al gimnasio, estudiar un idioma o pedir un aumento de sueldo) pero todo se queda en el aire. Si no están realmente convencidas de que lo desean de verdad, si no están totalmente de acuerdo consigo mismas sin dudas ni vacilaciones o si la rutina y la pereza se han adueñado de su mente, sus proyectos jamás se realizarán. Les faltará la enera, el paso de la idea y la sugestión (la teoría) a la autosugestión (la realidad).

Autosugestión y autohipnosis

Como ya hemos visto en el apartado anterior, la intención (o la voluntad, como queramos llamarla), se activa cuando la idea o sugestión inicial se asimila y se convierten autosugestión. A mi modo lo creo, lo apruebo y lo afirmo  si cada uno de tus pensamientos, de intenciones, los conviertes, esta fuerza en movimiento es la base, los cimientos en los que se genera la hipnosis. Si eres capaz de mantener de manera constante esta autosugestión como en el ejemplo voy a levantarme; autosugestiones y eres capaz de llevar a cabo todas tus ideas, te encontrarás desarrollando una fuerza constante, un poder que emanará de ti de forma natural. Ya no habrá espacio para la duda, para el efecto contrario, para la pasividad, y si eres constante darás curso a una inercia o costumbre de llevar tus propósitos a convertirse en autosugestión. Y la autosugestión se convierte en autohipnosis.

En el estado autohipnótico, si crees en ti al cien por cien y te das siempre el visto bueno en todo cuanto hagas, te proporcionarás una fuerza potentísima con la que dirigir tu propia vida. Si llegas a este punto ya no solo es posible para ti levantarte del suelo o abrir la nevera; puedes decirte algo como: «Capto un poco de tensión en mi cabeza y me está provocando malestar. No deseo encontrarme mal, quiero encontrarme bien. Así pues, decido erradicar el dolor de cabeza». ¿Tan simple como esto? Sí, inducir un estado hipnótico es algo así de sencillo, natural y asequible.

Pero, debido a esta misma sencillez, quienes ven la actuacn fácil y relajada de un experto piensan que el ejercicio de la hipnosis solo es posible para un escaso número de iluminados, de seres superiores dotados de unos supuestos «poderes». O que los hipnólogos son personas que únicamente después de estudios agotadores, tras largos años de prácticas y la acumulacn de innumerables conocimientos, llegan a tener la suficiente erudición como para atreverse con algo tan complicado como la hipnosis. Y ambas ideas son totalmente falsas; el ejercicio de la hipnosis es más asequible de lo que se cree. Para iniciarse en ella basta con alcanzar ese punto en el que observas tu mente y tus inclinaciones y llegas a un estado de acuerdo interior. Un estado en el que pones en funcionamiento todo el mecanismo que supone pensar, sentir, pasar a la acción y crear un auténtico reflejo condicionado, un hábito, de estar totalmente de acuerdo contigo.

Desde luego, no es ésta la actitud más corriente en nuestra sociedad. Se suele exigir de los individuos que estén de acuerdo con alguien «superior» a ellos; puede ser su padre o su madre, el jefe o el presidente, tanto da. Los niños, por descontado, dependen de sus padres y han de recibir una formacn (que podrá ser buena o mala). Pero desgraciadamente, cuando llegamos a la vida adulta se nos exige que sigamos confiando en el conocimiento superior y en el ejemplo de poticos, artistas, profesionales de la fama, deportistas o maestros espirituales de todo tipo.

Escoger un modelo o un líder no es en mismo ni bueno ni malo. Lo que sí es auténticamente dañino es que por seguir a otros te olvides de ti; que toda tu atención esté enfocada de forma absoluta en el exterior, en la actuacn de los demás, de extraños, y que no tengas la más mínima idea de tus propios deseos y necesidades. Admirar e imitar un ideal se positivo o negativo dependiendo de si te beneficia o te perjudica. Si tú dejas de tener importancia, entonces estás cometiendo un grave error, ya que estás canalizando toda tu fuerza de autosugestión en la manera de ser de otro: estás generando un estado autohipnótico en el que dejas de lado tu personalidad para adoptar la de un individuo que nada tiene que ver contigo.

Toda esa falsa información pasa a tu mente y se adueña de ella; si nunca te has prestado atención, si permites que las ideas, los gustos y las necesidades de otro se enseñoreen de ti, los pensamientos extraños van a chocar con tu modo de ser, la sugestión no pasará a autosugestión y no te harás els mínimo caso; entonces ni tu cuerpo ni tu mente te obedecerán e irás a la deriva. Dependerás siempre de alguien que te diga qué debes pensar, cómo debes actuar, qué te ha de gustar y qué has de aborrecer; si no, no te sentirás seguro. Contigo estarás a disgusto, tus acciones carecerán de dirección: no estarás generando una autohipnosis propia, no poseerás la fuerza que te puede proporcionar la autosugestn derivada de seguir las indicaciones de tu auténtica naturaleza.

Para ser totalmente libre, en todas las facetas y aspectos de tu personalidad (salud física y psíquica, madurez, capacidad de decisn...), debes estimular este mecanismo de la intención e impulsarlo a convertirse en autosugestión, en autohipnosis. Y comprobarás cómo todas las partes que te componen y todos tus órganos incluso en el nivel celular, responden a tu pensamiento. La clave está en que seas tú quien genere tus propias creencias y tus propias respuestas a ellas. Por cada semilla de intencn das forma a una reacción por parte de tu cuerpo y de tu mente, una transformación de tu realidad gracias a tus propios pensamientos.

Así es como funciona la hipnosis: cuando crees en ti, estás en constante transformación. Enseñas al inconsciente a trabajar en tu beneficio, y cuando el inconsciente asimila una idea, la procesa de forma indefinida. Cuando el inconsciente aprende a convertir tus buenos pensamientos eautosugestión, te sientes bien, con buenos ánimos y gran vitalidad; si alguna vez enfermas, eres capaz de vencer ese inconveniente y recuperar tu fortaleza, ya que el inconsciente va a darte todo su apoyo si lo mantienes concentradoen conservar la salud. Y este apoyo se manifestará también en el resto de los aspectos de tu vida: objetivos, amistades, libertad de movimientos, seguridad. Si tú quieres lo mejor para ti, tu inconsciente ya estará de acuerdo en aplicarlo porque lo habrás acostumbrado a convertir tus pensamientos en autosugestión. Te sentirás como si vivieras constantemente, durante todas las horas del día, en un estado hipnótico positivo provocado por ti.

Según algunos prejuicios muy comunes, estar en estado hipnótico significa permanecer embobado o aturdido, pero esta percepcn de la hipnosis como una suspensión del conocimiento y el propio control es totalmente errónea. Por el contrario, se puede decir que sí que «andas como un zombi» cuando permites que sean otros (los medios de comunicación, las películas, los políticos, los profesionales del marketing) los que controlen tus pensamientos.

Para nuestra mente es imposible no estar bajo ningún tipo de sugestión ya que ésta es su forma de actuar; si la sugestión que sigues es tu propia autosugestión, tu propio camino, todo funciona perfectamente, porque no te sientes utilizado por terceras personas. Entonces, en tu sistema de creencias no habrá conflictos, todas tus ideas se armonizarán porque serás tú quien las crea y quien actuará de acuerdo con ellas.



Josep Mañogil Lucas Terapeuta en Hipnosis Psíquica y Orgànica, Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona.  Además realizó los siguientes estudios:  Hipnólogo profesional  por el Instituto Fassman de Barcelona; Máster y Postgrado en Hipnosis Clínica por el  Estudio de Bioinformación, S.L. Ernest Hanquet (València,  España);  Certificación en Método Silva de Control Mental por Método Silva Internacional (Barcelona);  Hipnosis Clínica Experimental y Terapia de Reasociación Psico-Fisio-Afectiva por The National Academy Of Clinica Hipnosis (US) – The bioinformation study (València).   Ha dedicado 54 años a la práctica de la Hipnosis e impartiendo curtos:  Curso avanzado de regresiones, tratamiento del dolor y adicciones;  Hipnosis y Excelencia personal; Curso para Técnicos especialistas en Hipnosis psíquica y orgánica.   Ha publicado los siguientes libros:  "Hipnosis avanzada aplicada a la salud";  3 volúmenes de "Hipnosis y excelencia personal".










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